miércoles, 4 de septiembre de 2013

Descubrir la propia melodía


Las personas del mundo somos una oda a la diversidad, un canto que celebra la vida y la multiplicidad. Distintos colores de piel, diferentes formas de pensar y de sentir, poliédricas visiones de la realidad que no hacen sino descubrir la inmensidad de opciones que existen a nuestro alrededor, sin conseguir agotarlas. Padres e hijos, profesores y estudiantes, reyes y mendigos, gobernantes y gobernados, artistas y musas, científicos, ecologistas, budistas, cristianos, musulmanes, agnósticos y ateos, implicados e inconscientes, frikis de todas las variantes…. De mac o de pc y a los que les importa un bledo los ordenadores, los que sienten predilección por la música jazz, o de Vivaldi, y así un largo etc... Todos miramos desde diferentes perspectivas la realidad de la existencia. Las distintas filosofías, místicas y religiones, son vías o formas a través de las cuales se expresa el espíritu humano, entendido éste en un  sentido Hegeliano. También, por supuesto,  la ciencia y todas sus especialidades, el arte y las relaciones humanas de convivencia que llamamos política. Estas dimensiones culturales constituyen la encarnación del espíritu de la humanidad. Éste nace al mundo a través nuestro. La Historia, entonces, es su desvelamiento, como si al vivir fuéramos levantando un velo que lo oculta. Grandes cosas ha hecho el hombre y también grandes serán las que haga. El futuro está en nuestras manos. El porvenir, abierto a lo posible, se encuentra por escribir… y la mano que empuja la pluma es responsable del verso que deja como legado. Si algo nos ha enseñado la historia, es que podemos sorprendernos a nosotros mismos para bien y también, por desgracia, para mal.


Desde esta perspectiva filosófica, dejando al margen cualquier creencia religiosa sobre el espíritu, nuestra vida nos ofrece la oportunidad para descubrir nuestra propia melodía, la nota genuina de nuestro ser. Aquella que es sólo nuestra, pues no hay otro ser que mire desde nuestros ojos, que ame desde nuestro corazón, que sufra nuestras lágrimas y disfrute nuestro esfuerzo. La humanidad que se expresa en nosotros es única e irrepetible. Por este motivo estamos unidos a todos en una hermandad de puntos de vista. La conciencia de la humanidad se gesta en la clara luz de la conciencia individual.  Cada uno de nosotros tenemos la misión de desarrollarla. Toda vida es valiosa y  tiene un sentido que trasciende lo cotidiano. Tenemos el derecho de SER y esto entraña el compromiso de SER. Derecho y deber son el anverso y el reverso de la misma moneda. Por eso “vivir a medias” o “vivir las vidas de otros” no es aprovechar al máximo este don de la vida. “Carpe diem”,” vivir el aquí y el ahora”, “hacer del ahora un instante eterno”, son los sinónimos de esta alta misión. Este privilegio exige de nosotros pureza y valor, exige autenticidad. Ser es ser auténtico. Sólo aquel que es valiente y se atreve a pensar por sí mismo, fiel a su impulso creador, abre las puertas a la vida, vence los límites y miedos y deja que el gigante interior hable, cree, se dé a conocer. Le llamo gigante porque ese impulso poco conoce de pequeñeces. Una mujer o un hombre así, saben que pueden errar y tienen el valor del que lo intenta, el valor del que acepta que puede equivocarse, el valor de tener la humildad para reconocer su fallo y aprender de él, y aunque no alcance el premio de ver conquistados sus anhelos y sueños, nadie podrá decir que no agotó su aliento en intentar encontrar su melodía. Son hombres y mujeres que no se pliegan a las exigencias de los creadores de opinión, a los amos de las modas.  Están más allá de la moda y libres de las tendencias, son dueños de sus opiniones pues éstas son reflexionadas y elegidas. Han alcanzado esa mayoría de edad de la que hablaba Kant, pensar por sí mismos y no ser pensados. Este artículo pretende ser una invitación a ser. Existir (ex - sistere) significa  emerger, aparecer, tomar posición hacia afuera. Algunos viven toda su vida bajo un caparazón de miedos, sueños frustrados y anhelos encadenados, cuando, en realidad, el poder que llevamos en nuestro interior es capaz de conquistar las cimas más altas. Más allá de la indignación hay que crear alternativas, más allá de la supervivencia hay que vivir, más allá del paso del tiempo hay que darle sentido a cada segundo, más allá de un trabajo hay que encontrar la vocación, más allá de las relaciones hay que amar…. 

Descubre tu propia melodía. No prives al mundo de tu clara conciencia, de tu genuina nota, del espíritu que espera paciente su oportunidad.

Víctor Vilar.

4 comentarios:

  1. Me complazco en tu compromiso que incita con armonía.
    Por el mío, (compromiso) hermano del tuyo, se siente como un batir de alas... ¡y es muy bonito!

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    1. Hermoso Beatriz! un batir de alas que abraza al infinito. Tal vez cada uno de todos nosotros somos una pluma ingrávida que se alza por los cielos y que, en ocasiones, desciende para volver a tomar impulso... Tal vez... un día esa pluma se eleve hasta las estrellas.

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  2. Gracias por recordarnos la necesidad no sólo de despertar, sino de seguir despiertos, atentos, conscientes, esencia en todos y cada uno de los momentos y acontecimientos de nuestra vida. Gracias profesor.

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    1. Hola Elena!!!! que grata sorpresa. Me alegra que te haya servido de reflexión y recordatorio.... A ver si coincidimos algún día.

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