El interior del alma humana presenta una cartografía rica en desniveles, cumbres y valles, abismos y altas montañas. No obstante yo siento devoción por las alturas y los paisajes luminosos. Por este motivo, no es de extrañar que mi viaje se emprenda hacia lo alto. Convoquemos a los vientos favorables que sostienen las alas e impulsan al alma, cuanto más arriba... más adentro.
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Víctor, me encantó, qué forma tan bonita y metafórica de hablar de los valores de la vida. Es como una verdad que viene vestida de regalo: en un papel de colorines y sonrisas. Un beso, felicitaciones por tu blog que me encanta
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