martes, 25 de enero de 2011

Esperanza




ESPERANZA


Cuando te vas no queda nada.
El mundo se quiebra,
caes al vacío y no importa el mañana.
La alegría, marchita,
se esconde en la cámara oscura.
Y la amargura se adueña de ti.
Y te encuentras perdido.
Has sucumbido a la tela de araña.

A veces te encuentras perdido
encima de un monte
A veces en tu propia casa
te encuentras perdido
Estés donde estés
te sientes perdido
cuando no queda nada,
cuando mueren los sueños
y se va la esperanza.
Y no entiendes por qué.
Un agujero vacío atraviesa tu alma.

Me hiere tan hondo perderte,
me hace tanto daño que no quiero.
Y sin embargo, cuando me envuelves
con tu radiante luz,
me siento capaz de vencer a la muerte
o llevar, estoico, una cruz.

Eres sutil y misteriosa
como el aire que respiramos,
a veces siquiera de tu presencia
cuenta nos damos,
no te vemos, y sin embargo,
cuando te vas, asfixia y muerte,
cuando faltas nos ahogamos.

Tu resplandor bendice todas las cosas,
todas.

Eres resquicio en la puerta del laberinto,
o la luz que atraviesa barrotes de una prisión.
Eres sonrisa inocente de amor,
o lágrima en el llanto sincero.
Eres la fe en la plegaria,
el anhelo del deseo,
la dulce promesa del mañana,
la dicha, del recién nacido el llanto primero
o la triste flor del adiós que conjura:
espérame. Espérame te lo ruego.

Esperanza, tú lo eres todo.
Sin ti el hombre no es nada.
Cuando te vas se muere la vida,
te encuentras perdido y no queda nada.

Víctor Vilar

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