viernes, 18 de febrero de 2011

"Cerro de Oro vestido de boa constrictora"

Cerro de Oro a la orilla del lago Atitlán. Guatemala.

Hay lugares que encienden nuestra imaginación… como si tocasen un resorte escondido en los mecanismos invisibles de la creatividad y de pronto: ¡¡¡tachán!!! Se hace la luz. Lo que para unos es una montaña… para otros que ven con la mirada de un niño… se ve claramente a una boa que se tragó a un elefante. Así de fácil, así de magnífico. El espíritu humano puede provocar este milagro.

Muchas personas verán esta fotografía y pensarán por dentro: "Es un bello paisaje. Pero al fin y al cabo sólo es un monte" Sin embargo basta con que sólo una persona vea algo distinto para que se dé el prodigio... es suficiente que uno vea con los ojos de niño…

Según cuentan corría el año 1938 cuando un avión, en la época en que volar era toda una aventura de pioneros, aterrizó para repostar en una pista guatemalteca. Uno de los pilotos era, nada más ni nada menos, que Antoine de Saint-Exúpery. Una vez llenos los depósitos se dispusieron a continuar ruta hacia el sur, pero tuvieron la mala fortuna de que una mala planificación de la carga de combustible provocara un accidente en el momento del despegue. Pocos lo saben… pero nuestro personaje quedó en coma durante cinco días y tuvo que recuperarse durante largos meses después de salir de su estado. Paseó por Antigua Guatemala, la ciudad de las perpetuas rosas… contempló los volcanes… Posiblemente pasó por el lago Atitlán, y divisó el Cerro de Oro… tal vez él fue el primero en ver a una boa devorando a un elefante.
Lo que sí es cierto es que en 1941 se publicó la obra por la que es mundialmente conocido… “El principito” y allí en sus primeras páginas aparece el dibujo de un sombrero… tal vez un monte… qué digo… una boa que se ha tragado un elefante.

Aprendamos algo de todo esto: cuando miremos el mundo que nos rodea hagámoslo recordando que “lo esencial es invisible a los ojos, solo puede verse con el corazón”
Mirad la fotografía nuevamente… ¿qué veis?

P.D. cuando a mi me contaron la historia… y vi la foto me salió una sonrisa. Que tengáis todos una vida de rosas… con su perfume… con sus espinas… única y maravillosa.

+ info: http://www.elperiodico.com.gt/es/20090606/lacolumna/102906/

2 comentarios:

  1. Estoy segura que a Saint-Exúpery le encantaría El Carcelero. Él sabía ver a través de los barrotes.

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado la historia Víctor, gracias por compartirla. Para el espíritu despierto, es posible ver en la naturaleza siempre algo más...en las nubes, en los troncos de los árboles, en las montañas, en las formaciones rocosas, y a partir de ahí, inventar historias, algunas inmortales y atemporales como el principito.

    ResponderEliminar